domingo, 6 de febrero de 2011

Debemos acelerar la modernización de nuestros aeropuertos

La constante decadencia de las centrales aeroportuarias del Paraguay ha sido una realidad fácilmente comprobable en el curso de los últimos 15 años. Ese deterioro está estrechamente vinculado con la paulatina pérdida de rutas aéreas, hasta tal punto que solo tres o cuatro aerolíneas llegan hasta la capital de la República. La crisis se agudizó de tal forma en los últimos 10 años, que el país, a pesar de poseer condiciones geográficas propicias para ser un centro de interconexión regional, ha quedado en un virtual estado de aislamiento. En este contexto, surgió desde el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones el proyecto de concesión de los aeropuertos Silvio Pettirossi, de Asunción; Guaraní, de Ciudad del Este, y Mariscal Estigarribia. El texto ya fue aprobado por la Cámara de Senadores y se aguarda que se realice una sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados para tratar la normativa. Es de esperar que allí se apruebe el auspicioso plan. El Paraguay debe tener aeropuertos modernos para poder atraer a más líneas aéreas y a más turistas, máxime en estos momentos en que deberíamos tratar de sacar ventajas nosotros también del Mundial de Fútbol 2014 y de las Olimpiadas 2016 en el Brasil.

La constante decadencia de las centrales aeroportuarias del Paraguay ha sido una realidad fácilmente comprobable en el curso de los últimos 15 años. Ese deterioro está estrechamente vinculado con la paulatina pérdida de rutas aéreas, hasta tal punto que solo tres o cuatro aerolíneas llegan hasta la capital de la República, limitándose los vuelos directos a São Paulo, Buenos Aires, Montevideo, Santiago de Chile y Lima. Para cualquier otro destino, los paraguayos debemos esperar largas horas de conexiones en otras ciudades.

La crisis se agudizó de tal forma en los últimos 10 años, que el país, a pesar de poseer condiciones geográficas propicias para constituirse en un verdadero centro de interconexión regional, ha quedado en un virtual estado de aislamiento. Siendo las cosas así, es evidente que un país mediterráneo como el nuestro debe buscar todas las posibilidades en materia de acceso a los grandes mercados y centros poblacionales de América del Sur y del mundo.

En este contexto, surgió desde el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) el proyecto de concesión de los aeropuertos Silvio Pettirossi, de Asunción; Guaraní, de Ciudad del Este, y Mariscal Estigarribia, en el Chaco paraguayo. El texto ya fue aprobado por la Cámara de Senadores y se aguarda que en el presente mes se realice una sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados para tratar la normativa.

El proyecto de concesión de las terminales aéreas, que posibilitará la participación del sector privado en la provisión y equipamiento afectados a los servicios aeroportuarios, tendrá un impacto positivo en la necesaria modernización de la infraestructura nacional, algo absolutamente fundamental para la captación de la inversión extranjera, así como para el aumento del flujo internacional de pasajeros en general, motivo por el cual debería contar con el decidido respaldo del Congreso.

Es bueno recordar que el “pobre estándar de infraestructura” es una de las causas por las cuales el Paraguay fue ubicado en el muy relegado puesto número 120 de 139 países medidos en el más reciente Informe de Competitividad Global 2010-2011, elaborado por el Foro Económico Mundial. Sin lugar a dudas, el Estado paraguayo no cuenta con los recursos suficientes para avanzar en la materia, de allí que sea plausible la iniciativa del Gobierno de abrir el importante sector de los servicios aeroportuarios a la participación privada.

Dicho lo cual, una vez que la participación de la empresa privada esté asegurada, el rol del Estado, y fundamentalmente del Congreso y otras instituciones de control de la República, deberá ser velar por la indispensable transparencia de lo que significará todo el proceso de concesión, así como en garantizar el estricto cumplimiento de los términos estipulados desde el sector público.

El Paraguay precisa que los recursos del Estado sean concentrados preferencialmente en aquellos temas sociales más sensibles, por estar estratégicamente vinculados con el progreso colectivo de su población, tales como la educación, la salud y la vivienda. Ahora bien, en todos aquellos asuntos en los que el capital privado esté en condiciones de asumir riesgos, de promover inversiones y de estimular creatividad y emprendimiento, es conveniente dejar que su iniciativa ocupe los espacios en los que el Gobierno no debe o no puede incursionar.

Es de esperar que la Cámara de Diputados, desechando las voces de aquellos eternos “profetas de calamidades” acostumbrados y empecinados en ver siempre problemas allí donde surgen atisbos de oportunidades, apruebe el auspicioso y prometedor plan del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. El Paraguay debe tener aeropuertos modernos acordes con los tiempos que corren, para poder atraer a más líneas aéreas y a más turistas, máxime en estos momentos en que deberíamos tratar de sacar ventajas nosotros también del Mundial de Fútbol 2014 y de las Olimpiadas de 2016 en el Brasil.

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