domingo, 11 de septiembre de 2011

PRIMERA MUJER PILOTO DE GUERRA EN PARAGUAY

“Sé para qué estoy entrenada”   
La teniente Yennifer Pedrozo (27) forma parte del grupo Aerotáctico de la Fuerza Aérea Paraguaya. Se prepara para ser la primera piloto de combate. “Hace muy poco salí sola con el avión Tucano, aprobé todas las maniobras”, cuenta satisfecha. Aprovechamos la ocasión para conocer el pensamiento femenino en la milicia.

Seguramente el día que cubrimos esta nota fue el más frío del año. Pero el compromiso estaba hecho y había que estar al pie del cañón, o mejor, del avión. Tras hacer las fotos en el hangar del predio del Aeropuerto Militar, en la 1ª Unidad de la Brigada Aérea, nos sentamos en la oficina. Vestida de gris correspondiente y con botas negras, Yennifer cuenta: “Me inicié en la Academia Militar en el 2004, creo que era porque admiraba a mi hermano mayor que estaba en la milicia. Al escucharlo contar las cosas que hacía, algo interior me decía que yo también podía hacerlo”. De 4 hermanos (una sola mujer), 3 están en la carrera militar, papá reservista y mamá modista. “Al principio a mi familia no le gustó la idea de que me alistara, esperaban que rebote, pero pasé. Ahora soy teniente, hago el 2º año para piloto de combate”. En el grupo aerotáctico sus camaradas la tratan de igual a igual y la exigencia física es la misma. “Si siento algún malestar, me dan –o no– un día de descanso; pero no hay excepciones por ser mujer”.

–¿Ingresaste el mismo año que se permitieron mujeres?   

–Sí, en el 2003. En total nos presentamos 200 mujeres al cursillo, ingresamos 19; por el camino quedaron 3 y ahora somos 16 las que estamos en la carrera en diferentes armas y fuerzas.

–¿Por qué elegiste volar?

–No te puedo explicar lo que significa arrancar un avión y partir.

–¿Orgullo?

–Por el momento no, cuando termine el curso supongo que voy a estar orgullosa.

Ambiente masculino, ¿alguna sana envidia al varón?

–Muchas veces quise tener su fuerza, sobre todo cuando veo en las noticias de la tele la violencia contra las mujeres. Me gustaría poner en su lugar al hombre, y digo ¿por qué la mujer no tiene más fuerza para defenderse?

–Por naturaleza, cultura, predomina más forma que fuerza.

–Felices las que tienen lindo cuerpo, yo soy más sencilla, mi valor está en la habilidad, también en el entrenamiento: el fusil pesa un poco más de 4 kilos y se agarra con una sola mano.

–¿Cómo te fue en tu primer vuelo sola en Aguaray?

–¡Muy emocionante! Normalmente las pruebas son acrobacias, maniobras y, lo que decimos, aproximaciones, es decir te cortan el motor y tenés que aterrizar así. Todo se hace en un margen de seguridad. Mis camaradas, para festejar, ¡me manguerearon con agua fría en un día de cero grado!

–¿Viviste alguna situación complicada allá arriba?   

–Cuando volé el primer avión, el T–25 Universal, tuve que bajar el tren (de aterrizaje) por el sistema de emergencia, y para eso hay que bombear con fuerza mientras se sujeta con la otra mano el comando, que es muy sensible. Cuanto más bombeás más pesado, y hay que hacerlo hasta que la rueda se trabe, entonces podés aterrizar. Fue muy difícil…, ahora que lo pienso era más técnica que fuerza.

–¿Qué sentís al ser entrenada para la guerra?
   
–Responsabilidad. Mi misión es defender la parte aérea. Todos, hagan lo que hagan, deben tener un compromiso con la patria.

–¿Hace falta el servicio militar obligatorio?   

–No estoy en contra de los que optan por no hacerlo, pero me gustaría que fuera obligatorio. Sería interesante que los jóvenes entiendan por lo menos una parte de lo que es ser militar. Porque si hay enfrentamiento bélico, igual los van a mandar, sabemos de los niños de Acosta Ñu, de las mujeres.

–Acosta Ñu, qué trágico…   

–Justamente, para que no se repita, tiene que haber gente entrenada que pueda ayudarnos a nosotros.

–El loco de Noruega tenía entrenamiento militar.   

–Sí, también puede pasar. Si uno se encierra en la vida militar, se aísla del mundo. Hay que tener contacto con la sociedad, se aprende más.

–¿Cómo te cayeron las denuncias sobre la Academil?

–Yo estuve ahí 4 años sin ningún problema. Los casos de torturas que se denunciaron me sorprendieron. Lo que pienso es que si alguien realmente torturó, arriesga demasiado su carrera y también la vida de su familia porque el rencor existe.

–¿Qué creés que piensa el pueblo de los militares?

–Muchos creen que los militares son limitados, pero cuántos camaradas consiguen permiso para ir a estudiar otra carrera y, al terminar, vuelven médicos, ingenieros, abogados. A la gente le falta conocernos más y sacarse los pensamientos arcaicos, porque muchísimo cambiamos. No somos los malos de la película. Como cualquier institución civil también, a medida que evolucionamos cambian las reglas, la doctrina, la forma en que hacemos las cosas. El trato no es tan cuadrado como algunos creen o como dicen que fue.

–Sabés que en misión podrías morir, también matar.

–Para eso me entrenan. Puedo perder la vida y/o matar –porque desde los aviones también se tiran bombas–. Pero si yo pudiera decidir la defensa, preferiría tomar prisioneros, que nos serían más útiles.

–¿También estudian los errores cometidos en las guerras?   

–Sí. Se cometen errores porque son decisiones que se toman en el instante. Uno no sabe qué hará hasta que pasa, igual que cuando vas volando y recibís una emergencia, ¿será que estás emocionalmente preparado para recibirla? Una cosa es estudiar de memoria y otra tener que resolver.

–¿Ser militar te da tranquilidad ante la inseguridad?   

–Nadie está tranquilo, ahora primero te matan y después te roban. A la población le digo que difícilmente va a haber un policía por persona, por eso es mejor aprender a defenderse, no precisamente con pistola, hay opciones de defensa en el mercado: aerosoles paralizantes, cursos de defensa personal. Cuando era adolescente mi arma era una birome.

–Hoy es una pistola.

–Sí, llevarla también es un riesgo para nosotros. Ahora que soy mamá cambié mi forma de pensar respecto a la violencia.

–¿Qué marcás con esta carrera militar sobre otras mujeres?   

–Hace tiempo que las mujeres estamos abriendo caminos en varios campos. A mí me gustaría que las mujeres tengan más decisión, alcancen el objetivo fijado por capacidad.

Familiarmente

Yennifer dice que lo más difícil de esta carrera es sobrellevar la preocupación de la familia. Está casada hace dos años con un ex camarada y tienen un hijo de 1 año. “Mi mamá lo cuida hasta que yo salgo, estoy acá de 7 a 17:30 hs”. En el cuidado femenino, las renuncias no son tan trágicas: “No podemos teñirnos reflejos, por ejemplo, porque en una presentación quedaría mal. Aros, solo de piedrita plateada o blanca, uñas podés tener semilargas pintadas en color natural. Anillo, el de compromiso y el de casada. La indumentaria son las botas de cuero y este traje de vuelo, que es unisex”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario