domingo, 5 de junio de 2011

Aviones de LAP, Juan Pablo II y Alfredo Stroessner

LINEAS AEREAS PARAGUAYAS, PARTE DE LA HISTORIA NACIONAL

Enrique Luis Martínez se quiebra al recordar cuando Juan Pablo II le tocó la mano y le deseó “mucha suerte en su vida” aquel mayo de 1988. Realmente la necesitó, pues se operó seis veces de un cáncer en un año y medio. Dice que se curó y nadie lo puede explicar: “Es un milagro”. Daysi Núñez no puede borrar de la mente cuando formó parte, un año después, de la tripulación que llevó a Alfredo Stroessner al exilio. Ambos fueron tripulantes de Líneas Aéreas Paraguayas, “un orgullo nacional”, con historias de gloria y de ocaso.

Líneas Aéreas Paraguayas (LAP) era un orgullo nacional que llevaba la bandera tricolor por los cielos del mundo. Tenía sus bases de operaciones en Asunción, Recife, Madrid y Dakar, además de cubrir varias rutas en casi todos los continentes.

Así lo sienten hoy los ex tripulantes de la aerolínea que estos días se reunieron para recordar aquellos momentos vividos porque consideran que la empresa estatal ha sido parte de la historia de nuestro Bicentenario.
Dos ex supervisores, Enrique Luis Martínez (62), y Daysi Núñez (48), tienen muchas historias que recordar y contar y, de hecho, las revivieron hace poco durante el encuentro de camaradería por el Día Mundial del Tripulante, que se recuerda cada 31 de mayo.

Aunque el grupo que se reencontró es reducido, pues por lo menos deben ser unos 200 los ex tripulantes entre pilotos, copilotos, ingenieros, supervisores de a bordo y azafatas, todos comparten historias llenas de grandeza, nostalgias y hasta heroísmo.

Un milagro en vida

Enrique Martínez voló durante 25 años, habiendo comenzado en 1969, y estuvo en LAP hasta que la empresa dejó de funcionar en 1994.

Durante sus 21.000 horas de vuelo existen unos minutos que hoy marcan su vida por ser imborrables. “Uno de los recuerdos más grandes que tengo es cuando viajamos a Mariscal Estigarribia, Chaco, con el papa Juan Pablo II durante su visita al Paraguay. Fuimos en un avión de LAP y ya estando en tierra, no se por qué, el Papa se me acercó y me saludó...”.

Al hacer este relato, Enrique Martínez se quiebra y no puede evitar el llanto. En medio de las lágrimas continúa y recuerda que el pontífice le tomó de la mano. “Estábamos ya en tierra y el Papa directamente vino a mí y me dio la mano. Me dijo: Mucha suerte, suerte en su vida”.

Aquello se puede interpretar como el presagio de lo que iba a ocurrir. “Yo llevo muy en cuenta aquél momento de mi vida, porque luego sufrí de un cáncer del que me operé seis veces en el lapso de un año y medio. Nadie puede explicarse cómo es que estoy vivo y sano. Siempre me acuerdo de su mano tocando la mía. Fue un milagro. Por eso siempre tengo que contar esto que pasé...”.

Ser azafata es servir...

Entre las historias de esos años de vuelo está la de Daysi Núñez, también ex supervisora de vuelo durante 13 años, desde 1981 hasta 1994. “Fue esta la profesión que realmente amé y voy a seguir amando. Ser azafata me ayudó a servir a la gente, se lleva en el alma, en el corazón. Representamos la cordialidad paraguaya en el mundo”, sostiene con convicción.

Entre sus recuerdos tiene el de haber vivido un buen susto cuando tuvieron que realizar un aterrizaje de emergencia porque la nave sufrió una lenta despresurización y debieron quedarse en México. “Gracias a esta situación demostramos que podíamos hacer un buen servicio y ayudar a la gente en su seguridad. Además conocimos Acapulco y otros lugares. Todo el plan de asistencia salió perfecto y demostramos que estábamos bien preparados. Nos quedamos una semana en México a esperar un repuesto que trajeron de Miami”.

Destaca que en todos los casos LAP ha dado grandes satisfacciones a sus pasajeros y tripulantes y que para ello ha servido muchísimo la disciplina militar. “Todos los comandantes de vuelo eran militares y eso implicaba siempre mucha disciplina. Eso nos distinguió de todas las demás aerolíneas porque siempre se actuaba de acuerdo a las jerarquías”.

Hacia el exilio

Otra experiencia que recuerda Daysi, quien actualmente reside en Los Angeles (EE.UU.), es la de haber sido parte de la tripulación del vuelo de LAP que llevó a Alfredo Stroessner a su exilio en Guaratuba, Brasil, aquel 3 de febrero de 1989.

“Nos llamaron a mediamañana y nos dijeron que debíamos estar preparados para viajar. Solo nos dijeron: Alistarse para ir, no sabemos adónde, ni a qué hora. Cuando llegué al aeropuerto encontré a mi papá, que era jefe de seguridad de Stroessner, y a mis tíos que eran sus guardias de seguridad”, comenta la hija del comisario general Alcibiades Raimundo Núñez, quien falleció hace dos años.

Refiere que el general Andrés Rodríguez había dicho a Stroessner que eligiera a sus colaboradores que iban a ir con él y entre ellos estaba Raimundo Núñez como oficial de la guardia especial de Stroessner.

También estaban en el vuelo Ralp Gehre como supervisor. “Todo estaba muy tranquilo. La tripulación fue hasta allá, Stroessner se quedó con su familia y sus colaboradores y nosotros regresamos. La azafatas ya no tuvimos contacto con él porque estaba en Primera Clase, asistido por los comandantes y supervisores de mayor jerarquía”, apunta.

“Estoy orgullosa de haber pasado por todo aquello y nunca lo voy a negar. Es parte de mi vida y me ha ayudado a que mi hija, Claudia Lucía, actualmente esté estudiando en una de las mejores universidades de Alemania, la de Heidelberg. Cursa Ciencias Políticas desde hace cuatro años”, precisa al recordar que LAP tenía muchas rutas habituales y otras excepcionales: “Líneas Aéreas Paraguayas nos dio demasiadas oportunidades. Forma parte de nuestra historia y la quisimos recordar como lo que fue: un momento de gloria”.   

Fuente: www.abc.com.py

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